Luis Costa Bonino, estratega electoral de López Obrador en 2012, advierte que la polarización, resultado del opaco proceso interno de Morena, impactará negativamente al presidente, que en el ocaso de su mandato pierde poder y “hoy empieza a ser mucho más fácil desafiarlo”.
FUENTE: DALILA ESCOBAR | PROCESO
Con la definición de la candidatura presidencial de Morena para 2024 la figura de su jefe máximo, Andrés Manuel López Obrador, empezará a perder fuerza, pese a la aspiración del mandatario por controlar su sucesión… La polarización en el partido que creó le empezará a cobrar facturas.
Esa advertencia viene de alguien que conoce de cerca la lógica y actuación del mandatario, el estratega electoral Luis Costa Bonino, quien lo asesoró en la campaña presidencial de 2012 hasta que –asegura– se interpuso Marcelo Ebrard, actual aspirante a la nominación morenista para 2024.
De acuerdo con Costa Bonino, hace 11 años el exsecretario de Relaciones Exteriores se dedicó a sabotear al interior del grupo cercano al tabasqueño para que no llegara a la silla presidencial. Afirma que esa historia se reedita ahora en Morena.
Doctor en Ciencia Política por el Instituto de Estudios Políticos de París, Siences-Po París, el consultor de origen uruguayo define al presidente López Obrador como un “excepcional y eterno candidato opositor, pero con capacidades pobres como presidente”.
Participante de campañas presidenciales como las de Francois Miterrand y Emmanuel Macron en Francia; Ollanta Humala, de Perú, y José Mújica, en Uruguay, el consultor asegura que, a medida que se acerca el año electoral, el Ejecutivo federal perderá la fuerza con la que llegó a Palacio Nacional. Y en esa perspectiva, agrega, Morena será el más afectado, pues significa la salida de su único y gran líder.
En entrevista con Proceso, Costa Bonino afirma que la trayectoria del tabasqueño, desde su época de aspirante a la Presidencia hasta el actual fin de su sexenio de lo que ha llamado “Cuarta Transformación”, es una parábola ascendente– descendente de poder y de influencia política.
La parte ascendente de la parábola del poder –explica– es el inicio del periodo en la silla presidencial en la que agregó poder al maniobrar “al borde de las reglas de juego democráticas, polarizar los intercambios políticos, descalificar de manera absoluta la oposición, intimidar a personas e instituciones, utilizar políticamente a los militares y personalizar su gestión presidencial”.
La parte descendente “será más corta y abrupta, ubicada entre el presente, las próximas elecciones presidenciales y el término de su mandato. En estos tiempos, previos a la elección de 2024, cuenta menos la aspiración de López Obrador de controlar todo el proceso de su sucesión que la lógica de la democracia como instrumento eficaz de solución de conflictos y como procedimiento legítimo de sucesión”.