¿Qué tanto le sabe Ovidio Guzmán a López Obrador sobre sus nexos con el Cártel de Sinaloa? La respuesta es una: mucho. Todo.
FUENTE: MARTIN MORENO | SIN EMBARGO
El político más preocupado por la obligada extradición a Estados Unidos del narcotraficante Ovidio Guzmán -hijo del Chapo Guzmán-, se llama Andrés Manuel, se apellida López Obrador y es Presidente saliente de México.
¿Por qué lo decimos?
Por una serie de acontecimientos y hechos consumados que han fortalecido la idea en Washington de que AMLO, en la praxis, ha mantenido, desde el inicio de su sexenio, una fuerte alianza económico-política-electoral con el crimen organizado y, en particular, con el Cártel de Sinaloa, aún manejado y controlado por el empoderado clan de los Guzmán.
Y lo que sin duda alguna se convertirá en motivo de preocupación y de alerta para López Obrador y su equipo a futuro, se traduce en otra pregunta inevitable:
¿Qué tanto estaría dispuesto a colaborar Ovidio Guzmán con la DEA para medio suavizar la dura condena carcelaria que seguramente le espera, a cambio de información privilegiada sobre López Obrador y sus vínculos públicos con el Cártel de Sinaloa, sobre todo si atendemos que Ovidio, a sus 33 años de edad, es un personaje que sufre de depresión y ansiedad, y que encerrado en una celda de cuatro por cuatro y observado durante las 24 horas, seguramente se hundirá emocionalmente todavía más?
La extradición de Ovidio a Chicago -donde radica la primera de una serie de acusaciones por introducción de fentanilo a EU-, se debió más a la presión constante y asfixiante de la administración Biden que a la buena voluntad de AMLO a quien, menos que a nadie, le conviene que Ovidio Guzmán se encuentre a disposición plena de la DEA, sobre todo ahora que vienen tiempos electorales tanto para Estados Unidos como para México.
¿Y cuáles son esos hechos inocultables a los que nos referimos sobre los cada vez más evidentes vínculos de AMLO con el narcotráfico sinaloense? Aquí, los hechos:
LA REUNIÓN
En abril de 202, López Obrador visitó por vez primera la cuna de “El Chapo” Guzmán: Badiraguato, en Sinaloa. El motivo: reunirse -sí, leyó usted bien: reunirse-, con el abogado de “El Chapo”, José Luis González Meza, así como con la madre del jefe del narcotráfico mexicano, quienes por escrito le solicitaron su intervención para regresar a Guzmán Loera a México para cumplir su condena. “Es una cuestión de humanismo (regresar a ‘El Chapo’ a México)…”, llegó a decir en su “mañanera” López Obrador, haciéndose eco de la petición formal que a su Gobierno, tanto el abogado como la mamá de “El Chapo” le presentaron días antes ¿Cuándo se había visto que un Presidente de México se pusiera al servicio, de manera pública, de un narcotraficante, sirviendo de abogado oficioso para regresarlo al país? Fue un error gravísimo de AMLO que seguramente le pesara a futuro.
LAS VISITAS
Durante… ¡cinco ocasiones! -sí, cinco ocasiones-, López Obrador visitó Badiraguato, el legendario bastión del narcotráfico en México, cuna de Joaquín Guzmán Loera y tierra de origen del aún poderoso Cártel de Sinaloa, que durante el sexenio obradorista ha alcanzado su plenitud de influencia y poder, y hasta defendido públicamente por AMLO desde Palacio Nacional: “El señor Guzmán merece respeto… no me gusta decirle ‘El Chapo’”, ha dicho AMLO durante sus conferencias. ¿Y quién sabe a detalle, con días, fechas, montos y hasta pruebas, lo que fue a hacer Andrés Manuel a Badiraguato? Pues Ovidio Guzmán. ¿Y dónde está ahora Ovidio? En las manos de EU, que desde ahora estará armando un expediente bien grueso sobre todo lo que cante Ovidio y en cuyas andanzas, seguramente, saldrá en no pocas ocasiones el nombre de un visitante distinguido y frecuente con la familia Guzmán en Badiraguato: Andrés Manuel López Obrador.
LAS ELECCIONES 2021
fue el año del amasiato político-electoral entre el Cártel de Sinaloa y López Obrador. Los hechos no mienten, ni las denuncias tampoco: el crimen organizado apoyó públicamente a Morena para ganar elecciones mediante asesinatos, violencia y amenazas. Ese año se registraron más de cien crímenes contra candidatos, la mayoría, para favorecer a Morena. Allí está el caso concreto de Culiacán, donde las pruebas abundan sobre cómo el narcotráfico se convirtió en promotor electoral de los candidatos morenistas, como lo fue el caso del actual Gobernador, Rubén Rocha Moya, de quien nadie en su tierra dudaba de quién era candidato: del narco. Y también allí están las victorias electorales de Morena en la franja del Pacífico, donde el narco operó de forma descarada en apoyo al partido del Gobierno. Todo ello, bajo la bendición de Palacio Nacional.
¿Quién en su sano juicio mental visita el bastión del narcotráfico en México de manera pública, más si ostenta el cargo de Presidente? Bueno, pues López Obrador lo hizo cometiendo, tal vez, su error más grave dentro de su sexenio. Haberse placeado a los ojos del mundo -y de Estados Unidos-, en la tierra de la familia Guzmán, a donde llegaba como huésped distinguido, ha sido un error gravísimo que le pesará a futuro a AMLO.
Ovidio, por lo pronto, cantará en EU.
Y le sabe todo a AMLO.
El narco no perdona.
TW @_martinmoreno
FB / Martín Moreno-Durán
Martín Moreno-Durán
Periodista. Escritor. Conductor radiofónico. Autor de los libros: Por la mano del padre. Paulette, lo que no se dijo. Abuso del poder en México. Los demonios del sindicalismo mexicano. El Derrumbe Retrato de un México fallido. El Caso Wallace. 1/Julio/2018: Cambio Radical o Dictadura Perfecta, y de la novela Días de ira.